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viernes, 4 de abril de 2008

Del teatro















Al estar situada nuestra discusión acerca de la literalidad del teatro bajo el marco del Festival Iberoamericano, no fue necesario desplegar un marco teórico como tal, para darnos cuenta que aquello que estábamos reconociendo abarcaba dos distintas concepciones del teatro.
Aquello que esta persona no concebía como literatura correspondía precisamente al acto de
representación. Mientras yo me situaba en una concepción del teatro clásico, pensaba en el Renacimiento, en Shakespeare, Rabelais, incluso en obras escritas sin la intención de ser representadas.

Y, aunque no tengo un sustento teórico real, tampoco puedo pensar de maner
a clara, el incluir el teatro en la literatura.

Muchas obras de teatro tienen su fuerza precisamente en su corporeidad, en su musicalidad o en su representación. No necesariamente en su palabra. Llamar literatura a todo tipo de teatro sería incluir desde el performance hasta la ópera.

Hace poco vimos LLuvia de Violines, montaje de una compañía francesa. Una representación de 50 minutos cuyo eje principal era una lluvia de personajes suspendidos a más de 10 metros de altura, tocando violines.

Al verla, no pudimos evitar darle un significado a ese entramado de imágenes, música y movimientos que formaron la representación: los bufones tocaban para la realeza, mientras estos oscilaban, sobre el público, entre sus siervos y la muerte. Los bufones celebraban la no- muerte de sus amos. Sin embargo, ni una palabra fue pronunciada, nunca se dijo que eran la realeza. Tal vez fueran sólo aquellos humanos suspendidos como móviles, sabiéndose títeres de una fuerza superior. Aquí lo que cuenta no es lo que significaba, sino su visualización. Causó sensaciones sin necesidad de palabras, eso es cierto
.

¿No es lo mismo que arguementaba para la poesía? Sin embargo, la diferencia precisamente está en la palabra, ya sea el significado o la cosa. Es en ella donde probablemente esté situando lo literario. Y ¿qué es lo literario?, ¿qué debe ser esa palabra?

1 comentarios:

Rodrigo Bastidas dijo...

bueno... el asunto creo que atravieza más por el arte que por la literatura.
es difícil enmarcar las obras de arte contemporáneo en unos esquemas clásicos porque precisamente su intención es romper dichos esquemas.
la palabra dejó de ser el centro de atención del teatro desde mucho atrás... ahorta según tu propuesta valdría la pena preguntarse si algunas obras de beckett, de ionesco... son consideradas literatura.